Rodando siempre por la vía Roma, llegamos a Vidor, cabecera del municipio. Entrando, salta a la vista la Chiesetta Monumento di Vidor. El pueblo se rodea de montes bajos como el Polenta, Castellon y el puerto Maor, apenas a 400 metros de altura. Y se rodea de los flancos verdes que descienden hasta la trama urbana. La Chiesetta se levanta sobre las ruinas del desaparecido castillo de Vidor. El sitio, donde se alza un templo dedicado a la Virgen de los Dolores, es un monumento-osario, que recuerda a todos los soldados caídos en las guerras mundiales.
Vidor tiene su encanto en el que conviven fachadas
despintadas y edificaciones como el ayuntamiento que transpira una elegancia
sin par. El edificio fue concebido como escuela elemental en la década del
treinta, el siglo pasado. La fachada está decorada con frescos alegóricos a la
educación y al trabajo. Tres arcos flanqueados por columnas de orden corintio y
monumentales puertas en hierro forjado le dan un toque prestigioso a la
entrada.
Vecina del ayuntamiento, la iglesia del Santo Nombre
de María, es la parroquial del pueblo. Su construcción comenzó en 1729 y fue
consagrada diecinueve años más tarde. La primera guerra la dañó
considerablemente, y al finalizar la década del 1930, ya había concluido la
restauración. El edificio se compone de una sola nave toda cubierta de tejas y
la torre campanario está separada de la iglesia. De factura neoclásica, la
fachada advierte al centro, un medallón esculpido con la Virgen y el Niño, que
data del 1913. Pilastras con capiteles sostienen la cornisa sobre la cual
descansa el frontispicio ornado de molduras. En su punta y al término de cada
pendiente, tres vírgenes velan en su altura. No faltan los cipreses en Vidor,
que hacen competencia a la torre, estirados hacia el cielo. ©VCAweg2012
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