Santa María es un caserío bañado por el Piave, atravesado
por la vía feltrina y la línea ferroviaria. Se respira paz mientras lo
atravesamos. Santa María Maddalena está cerrada. La iglesia que fuera construida
en 1907 es el único edificio importante del caserío. El edificio se compone de
una sola pieza, con el altar mayor al fondo, dedicado a María Magdalena. Hay
tiempo en el pedaleo, y nos detenemos. Curiosa factura su fachada neoclásica,
poco común, sorprendente. Dos paños imitando anchas columnas la comprimen
dejando alzarse el frontispicio coronado por la cruz. Encima del portón, y en
medio de la fachada, una ventana asume su rol de luz y de decoración. La torre
campanario reclama bronces, se yergue triste detrás del edificio, como una
raspadura falta de azúcares. Un gato nos mira sorprendido y su mirada habla por
sí sola, -en este caserío no hay otra alma que la mía! El monte verdea y
campea. Yo me esperaba el pito del tren mientras lo imaginaba deteniéndose en
el viejo paradero. ©VCAweg2012
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