Final de Belluno (provincia)
Del hombre político (JFK) pasamos al hombre
religioso. La vía Giovanni XXIII (Papa entre 1958 y 1963) nos fue sacando del viejo
pueblo y nos condujo hasta la estación ferroviaria Alano-Fener-Valdobbiadene,
justo al lado del Parco del Piave, un pulmón verde bañado por el azul del río. Dejado atrás
Fener y antes de cruzar nuevamente el Piave, nos vuelve a atrapar la historia. El
Piave fue rojo de sangre, sangre de soldados todos, que se enfrentaban sin a
veces saber, o sabiendo, el por qué se batían. Alemanes, austriacos, italianos,
franceses, húngaros, se vieron acorralados por el fuego de unos y otros, allí,
donde corre el Piave, donde el Piave es frontera, es alma y vena de una región.
Y allí justamente, otro monumento, sencillo, recuerda a los países
beligerantes, para que el recuerdo doloroso los una, y los una en paz,
fraterna, por siempre. Algo así dicen las cinco placas en sus respectivos
idiomas, colocadas noventa años después de terminada la primera guerra. Y llega
el momento de cruzar el Piave con su enmarañado cauce, sus islotes arenosos o
bien tupidos de una boscosidad que lo hacen remarcable por la fauna que en ellos
habita. De una orilla a la otra, un brazo largo de hierro y cementado. A la
izquierda, el rivereño parque. A la derecha, el Piave represado, escapando
lentamente para de nuevo ser cauce, arenas y frescor. ©VCAweg2012
como hay puentes!!!!
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