Al término de Cavour, San Paolo, una vieja iglesia
consagrada a San Pablo, despintada, triste, cerrada, nave de planta simple, de
austero neoclasicismo en su fachada, un
campanario con cuatro doble ventanas divididas cada una por una columna lisa
que separa las arcadas. No tañen campanas en San Paolo, porque el campanario
está vacío. Solo la cubierta de tejas colorea el ambiente que envuelve el
lugar. San Paolo puede entenderse como un caserío en las afueras de Feltre,
pero estamos en la “frazione” Anzù. Veintidós colmenas se alinean en medio de
un terreno poblado de malas hierbas y la maraña de hojas y bejucos de otras
plantas, y después del colmenar, en el número 10 de la vía, un productor de
miel! Nos detenemos. Hay lugar en las alforjas para una miel de esos parajes. ©VCAweg2012
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