lundi 17 septembre 2012

Anzù


Los caminos a veces no llevan a donde nosotros vamos. Las curvas del torrente Sonna, la línea del ferrocarril, la carretera SR348 y la “circonvallazione” nos ponen zancadillas que hay que saltar sin saber si el punto de caída es el que necesitamos. Con Cavour, Troiol y San Paolo no logramos ponernos a salvo, y al vernos en un camino sin salida oficial decidimos seguir hasta que Dios quisiera (siempre Dios para estas decisiones!) o hasta que el sendero quisiera. Atravesando terrenos privados, logramos llegar a otra vía donde se extiende el núcleo semi urbano  de Anzù. De Vigne Basse saltamos a Sot le Vigne. Una señora que jardineaba nos aseguró que estábamos en la buena vía para llegar al Santuario, pero de santuario ni hablamos ni preguntamos. La mirada felina de su gato, un roucan presto a dejarse fotografiar, me hizo pensar en nuestra Meiko-san, negra, intrépida y aventurera. Finalmente encontramos una escapatoria a nuestro encierro entre viñas. Pasamos bajo el puente ferroviario, y el GPS comenzó a funcionar nuevamente: pedalear por la vía Sugher hasta la Viale Santi Vittore e Corona. Un edificio religioso se nos aparece a la izquierda. Inmueble de factura reciente, muros enchapados en piedra, torre campanario con cubierta como la nave de la iglesia (evidentemente, se trataba de una iglesia, pero cuál?, no vi el mural informativo, y a quién está consagrada no lo tuve en cuenta), planchas metálicas rojas. Todavía andábamos por Anzù. Y me dio por pensar que estábamos atados a un Anzù-elo del que no escaparíamos aquel día. ©VCAweg2012

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