vendredi 21 septembre 2012

Casanova y el Puente de los Suspiros

Construido en 1602, el puente de los Suspiros pasa sobre el río de Palazzo o de Canonica. Fue diseñado por Antonio Contin, de estilo barroco, todo de mármol y piedra de Istria. De cada lado del puente, sendas ventanas labradas en piedra, por las que nadie puede salir o escapar. Este puente enlaza las antiguas prisiones con el Palacio Ducal. Y al atravesarlo para ser juzgados, o a las salas de tortura, los prisioneros suspiraban al mirar Venecia, por última vez o mientras durara la reclusión.

Casanova, el aventurero veneciano, que fuera violinista, escritor, mago, espía, diplomático y bibliotecario, fue arrestado en julio de 1755 por orden de los inquisidores que lo condenaron por libertinaje, ateísmo, ocultismo y masón. No logró Casanova probar su inocencia, ni ser ayudado por amigos poderosos, y fue encerrado en la terrible Prisión de Plomos. Cuenta el célebre veneciano en Historia de mi fuga, como, junto a otro prisionero, el padre Balbi, logró escapar al cabo de 14 meses de encierro, y eso, a fuerza de trabajo, coraje, ardor, y la esperanza de partir para siempre a la aventura. Esta escapatoria lograda por los dos hombres, se conoce como la única evasión que tuviera lugar en la prisión donde mataba el frío y el calor cuando los techos de plomo se convertían en invisibles verdugos. ©VCAweg2012

Los puentes venecianos


Entrar a Venecia por su Ponte della Libertà es entrar en el misterioso mundo de sus puentes. Tiene su puente la Callas sobre el río de la Veste o de la Fenice para acceder a la neoclásica Ópera construida en siglo XVIII. Puentes que unen por doquier los islotes convertidos en barrios. Está el puente de la Academia, que atraviesa el Gran Canal, atravesado también por el último construido en la ciudad, el puente de la Constitución, como el del Rialto y el puente de los Descalzados. Y a pasar con prudencia, aquel que no tiene barandas sobre el río San Felice, el puente Chiodo. Y no pasar por alto el Puente de los Suspiros. ©VCAweg2012


Los canales de Venecia


Venecia es casi única por sus canales, y digo todos sus canales, sin amarrarme al Gran Canal, a donde los corren los turistas una vez acostados esos enormes cruceros que tanto daño hacen a la célebre Serenissima. Canales como calles, surcados por las góndolas fetiches, guiadas por gondoleros tocados de sombrero y marinera a rayas, pero surcados también por barcas, vaporettos, barcabuses, taxis, ambulancias, policías y bomberos, sin olvidar el traghetto que surca el Gran Canal. ©VCAweg2012

Venecia (Ponte della Libertà)

Estando en Altino, la brisa esparcía el olor salitroso de la laguna. Por esos lares estábamos a proximidad de Venecia. Aviones despegando o aterrizando cada dos minutos dejaban una estela blanca en el cielo. La Gitane y la Gazelle, dando lo mejor en su ya cansado rodar sabían que pronto descansarían. El camino desde Donauwörth hasta Altino estaba terminado. Habíamos vencido los 720 kilómetros rodando por la romana calzada construida por Druso, hijo adoptivo de Augusto, y ampliada y terminada por Claudio, hijo de Druso. Pero el periplo tenía como meta Venecia. Zafar las alforjas para visitar la ciudad, fue un alivio tremendo para las bicicletas y para nosotros. El pedaleo sería solamente la ida y la vuelta entre el hotel de Mestre y un parqueo de ciclos frente al hotel Santa Chiara, y cuyo tramo más sorprendente es el Ponte della Libertà. La tarde del viernes y todo el sábado serían para redescubrir y descubrir callejuelas, puentes y canales. Sería impertinente atiborrar este final de un si hermoso camino, mostrando una ciudad que medio mundo conoce. Me limitaré a deambular sin nada fijo en mis intenciones. ©VCAweg2012

Mestre (a pie y en bicicleta)

 

En otro extremo de la plaza, la Torre del Reloj, último vestigio del viejo castillo, cuando en el Medioevo, era el centro del burgo. Perderse por ese viejo Mestre veneciano, y buscar tiempo para tomar un café bajo la cubierta acristalada de la Galería Matteotti, soñar con una puesta en escena en el Teatro Toniolo, pedalear por la vía San Rocco y jamás encontrar la iglesia consagrada a San Roque, bordear el Marzenego, y el canal Osellino, acentúan el ritmo a dos ruedas para dejar el continente en busca de la Serenissima. ©VCAweg2012 

Mestre (la catedral San Lorenzo)


Trama continental urbana de Venecia, Mestre se extiende por la llanura veneciana, y hasta el mismo borde de la laguna, pero tres metros por encima del nivel del mar. Es alucinante imaginar este actual conglomerado urbano en la época romana, cuando la llanura estaba atravesada por las vías Gallica, Castellana, Annia, Miranese y la Cesarea Augusta. Ha llovido desde entonces. Mestre fue conformándose a través de diferentes períodos históricos, el veneciano, el napoleónico, el austriaco, la emancipación durante el Risorgimiento, la transición italiana y poco a poco su crecimiento salvaje, que de cierta manera se ha visto frenado con la planificación urbana del siglo XXI. Para un ciclista, alojarse en Mestre o en  Marghera, colindante, no es un problema. La bicicleta no es contaminante y ofrece la más amplia libertad de movimientos. 

Imposible no atravesar la piazza Ferretto, la principal plaza de Mestre, alrededor de la cual se levantan importantes edificios, entre ellos la catedral, San Lorenzo, reconstruida entre 1781 y 1805, siguiendo los cánones de la arquitectura neoclásica. La fachada se distingue por sus dos órdenes. En los nichos, las estatuas de los cuatro evangelistas. Las otras estatuas superiores corresponden a San Trifone, el Arcángel Gabriel, San Lorenzo, la más alta, el Arcángel Miguel y Santo Stefano. El campanario a carillón estremece con armonía la plaza, regalando sonidos extraordinarios. ©VCAweg2012