Construido
en 1602, el puente de los Suspiros pasa sobre el río de Palazzo o de Canonica.
Fue diseñado por Antonio Contin, de estilo barroco, todo de mármol y piedra de
Istria. De cada lado del puente, sendas ventanas labradas en piedra, por las
que nadie puede salir o escapar. Este puente enlaza las antiguas prisiones con
el Palacio Ducal. Y al atravesarlo para ser juzgados, o a las salas de tortura,
los prisioneros suspiraban al mirar Venecia, por última vez o mientras durara
la reclusión.
Casanova, el aventurero veneciano, que fuera violinista, escritor, mago, espía, diplomático y bibliotecario, fue arrestado en julio de 1755 por orden de los inquisidores que lo condenaron por libertinaje, ateísmo, ocultismo y masón. No logró Casanova probar su inocencia, ni ser ayudado por amigos poderosos, y fue encerrado en la terrible Prisión de Plomos. Cuenta el célebre veneciano en Historia de mi fuga, como, junto a otro prisionero, el padre Balbi, logró escapar al cabo de 14 meses de encierro, y eso, a fuerza de trabajo, coraje, ardor, y la esperanza de partir para siempre a la aventura. Esta escapatoria lograda por los dos hombres, se conoce como la única evasión que tuviera lugar en la prisión donde mataba el frío y el calor cuando los techos de plomo se convertían en invisibles verdugos. ©VCAweg2012