Dejamos Santa Lucía por la SS50 que es también la
vía Culiada, en sus inicios bordeamos el torrente Stizzon y de pronto se nos
pierde de vista el pedazo de azul. Culiada es una vía tranquila que primero
entra en la ciudad y a cada rotonda cambia de nombre, de manera que seguimos
por la Dante Alighieri y luego por la vía Rizzarda. Al término de ésta, se
encuentra el Albergo Dolomiti, dirección a la que llegamos siguiendo la recomendación
de una pareja de feltrinis, muy gentiles, a los que interpelamos próximos al
casco viejo de la ciudad. Al Dolomiti se llegaba a pie en diez minutos, fuera
del centro, pero lo importante era garantizar alojarnos. Comenzaba a oscurecer,
y cuando no se tiene el techo seguro para hacer etapa, los nervios comienzan a
parpadear. Nos recibió una empleada gentilísima cuyo rostro y porte encajaba
bien con la vieja instalación hotelera ajena a toda modernidad. Yo diría un
hotel embrujado con colores raros y escaleras solitarias y hasta pensé que en
la noche alguna cadena se arrastraría hasta la puerta de mi habitación. Tampoco
creo que alguna cadena pudiera ser más fuerte que el estropeo de los 74
kilómetros recorridos desde nuestro départ de Caldonazo. ©VCAweg2012
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