Mientras seguimos la ruta paralela al Brenta, vamos
dejando a nuestra izquierda y por el sur, al pueblo de Grigno. El espacio
natural de Fontanazzo le pertenece a la comuna, y en el interior de la
localidad, dos iglesias tocan campanas, la parroquial de San Giacomo y la de
San Udalrico. Desde Borgo Valsugana, hemos pedaleado escasos veinte kilómetros.
Ahora vamos en dirección de Tezze. El Brenta ensancha por esta zona sin que por
ello profundice su cauce. La corriente mueve piedras y hace islotes poblados de
abedules. En sus orillas, diversos tipos de coníferas. Descubrimos los techos
altos de Tezze, con cubiertas de tejas y otras pizarrosas. Los patios y
jardines llegan hasta el Brenta, y las casas seguramente sufren los embistes
del agua durante las inundaciones, que no pocas han tenido lugar en la zona.
Tezze, situada entre montes rocosos, es una « frazione » de la comuna
de Grigno, y tuvo una particularidad geopolítica hasta el fin de la Primera
Guerra Mundial. Tezze marcaba la fontera entre el Reino de Italia y el imperio
austro-húngaro. Nos detenemos en un bicigrill para callar el estómago harto de
gritar hambre. Desde el lugar, al borde del camino, divisamos la iglesia de
Tezze y hasta podemos mirar la hora que marca su reloj adosado en la torre,
debajo del campanario. Una y cincuenta del comienzo de la tarde, no en balde
gritaba el estómago y protestaban las tripas. Una pausa que nos devolvió
energías para alcanzar el sitio que punteaba mi dedo sobre el mapa :
Primolano. ©VCAweg2012
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