Luego de haber pedaleado por el camino, ahora sin
granjas ni habitaciones, puro campo invadido por cuervos buscando qué comer y
frondosos castaños sombreando los prados, llegamos al punto donde finaliza la
vía Madonna Prima. Y cuál no sería nuestra sorpresa al vernos a la entrada de
otro capitello. Falto de indicios, me puse a atisbar el capitello. En aquel
punto terminaba la vía Madonna Prima para dar comienzo a la vía San Nicolo. A
cuál de los dos estaba dedicado el capitello? El sitio era comienzo, o término
de una de las de las dos vías? Pero cuál? Acechando por entre los trabajos de
hermosa herrería de la puerta, no encontré a San Nicolo en su interior, pero sí
una pintura enmarcada con la Virgen, el Niño en sus brazos, escoltada por dos
angelitos. Como fondo sobre la pared, una capa pintada de azul en alusión al
manto celestial. Colgando desde el techo, a cada lado del manto, dos lámparas
plateadas que en un principio me parecieron incensarios, y en cada pie de amigo
del cual cuelgan las lámparas para gruesas velas, un rosario. En su exterior,
el capitello, igual estilo que el que anteriormente habíamos pasado, a diferencia
de la puerta de éste, con su delicada factura y la austeridad del diseño,
rectilíneo y sin grandes ornamentos. Difería también, la planta hexagonal del
capitello y las ventanas, dos grandes de media circunferencia y dos cuadradas
pequeñas, todas en armonía con las molduras exteriores. La cubierta de tejas,
las columnas de soporte y el banco para orar, al idéntico. Casi cinco y media
de la tarde y nosotros sin una vaga idea de dónde alojarnos en Feltre. ©VCAweg2012
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