Pasamos un riachuelo helado, el Galdstirbach, que
alimenta desde ese lado al Inn. El Inn en el recuerdo, pero dejado atrás
(quizás hasta otro camino alemán!). El run-run del teleférico de la estación
alpina Skigebiet-Nauders nos hace levantar las cabezas al unísono. Al
ingeniero, -si dispusiera de tiempo, yo lo vería encaramado en las cabinas del
teleférico. La calzada se convierte en Fuhrmannsloch sobre un largo prado
verde. El rocío cubre todo el paraje. Atravesamos un minúsculo caserío de
chalets elegantes que alquilan habitaciones y studios a los vacacionistas, y
rodamos hasta el Dreiländerblick, un hotel que será el último inmueble
austriaco que veremos antes de pasar la fantasmagórica “grenzübergang” de la
Republik Österreich. ©VCAweg2012
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