jeudi 13 septembre 2012

Latsch / Laces, Kastelbell / Castelbello


La tarde pasaba veloz y el pedaleo comenzaba a fatigar. De Morter a Laces, la ruta siguiendo la Vía Plafat era una cuesta que quisimos evitar, y por ello fuimos a Coldrano para luego seguir a Laces. Dar pedal en tierra desconocida también requiere reflexión y armarse de coraje. En el tramo, y a nuestra izquierda, Il Marzolo, alto de 2930 metros, se convierte en una pared boscosa y árida, donde la roca emerge naturalmente. En un flanco a 1740 m se deja ver San Martino al Monte, un pueblito de montaña, que visto el paraje, ya puede uno imaginarse la dosis de espiritualidad que emana del lugar. Laces presume de su posición en el valle y de estar atravesada por el Adige. Un pueblo estrecho amparado por la cadena montañosa, con un blasón interesante: una rama verde en diagonal con tres rosas rojas. Pueblo de tránsito y viajeros en dirección a Austria, Laces fue notable y desde el siglo XIII su importancia fue considerable, tiene varias iglesias, el castillo de Monte Sant’Anna y su arquitectura civil sorprende por su Villa Mühlrain, construida en el siglo XVI, con fachadas de estilo barroco. 
Castelbello se anuncia cuatro kilómetros después de Laces. Imponente su castillo, Castelbello, evidentemente. El pueblo está unido a Ciardes, y entre ambos, Colsano. Trío de pueblitos agrícolas, cuya cercanía a Merano, los hace pueblos vivos, por el nexo ferroviario. Entre Colsano y Ciardes, las pilas de cajas para manzanas hacían pensar a rascacielos plásticos en medio de la ruralidad del valle. Río Adige y línea ferroviaria, carrera de aguas y de trenes. Pasamos de largo por Sand, justo cuando se detenía el tren regional. Pero eso sería traicionar el espíritu del camino. Vimos alejarse el tren. Nos alejamos de Sand. Las bicicletas comenzaban a fatigarse, y la “Gazelle” y la “Gitane”, en un rodar por caminos equivocados, se extraviaron, y no fue hasta llegar a Stava que volvieron a rodar juntas en busca de alojo. El alojarse se pintaba feo y luego de pedalear casi 70 kms, las piernas nos pedían descanso. ©VCAweg2012

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