Pausa,
ni macabra, ni fúnebre. Plaus es la primera parada después de haber dejado
Naturno. Una banda roja y tres águilas componen el escudo de la comuna. En los
muros del cementerio adosado a la iglesia parroquial de San Ulrico, el artista
venostano Luis Stefan Stecher, ha pintado y despintado con seductores colores a
la muerte. Once escenas representan la muerte a través de la mentalidad rural,
la historia, el deseo de vivir y los peligros mortales del mundo en que nos
movemos. No hay ni horarios ni puertas, la muerte está allí, inmóvil, esperando
la visita de los vivos. El camino hoy se torna interesante. Ha comenzado con
una guadaña cultural, sin cuervos aleteando en la soledad de un cementerio.
Seis
minutos después, en el mismo camino, una escultura industrial aparece a la
vista. El camino se envuelve de iniciativas culturales, con el “percorso della
tecnica”, que sostienen las empresas de la comuna. Del otro lado del Adige, la
Stazione di Rablà. La estación de trenes, como en Plaus, pegada al río. Un tren
regional se detiene, bajan y suben pasajeros. El techo de los vagones está
pintado a rayas multicolores y las manchas blancas imitan los picos alpinos
nevados. Como me apasionan los trenes y las estaciones, disfruto la cortísima
pausa en Rablà. La disciplina impone sus reglas cuando de pedalear se trata. Seguimos
adelante. ©VCAweg2012
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire