Algún
atajo boscoso cogimos al salir de S. Paolo que perdimos el rumbo. El otro
misterio es el de las señalizaciones, a veces señalan demasiado, otras se
quedan cortas, sobre todo si en lugar de entrar o salir de los caseríos y
pequeños pueblos, lo hacemos en son de aventura y descubrimiento, dejando a un
lado el mapa con indicaciones. En un claro del sendero descubrimos un túnel
abovedado que nos llevó a un camino forestal que se convirtió en un paseo
escultórico. Animales, plantas, palmeras, huevos y enredaderas de piedra o
metal, se alineaban en el camino, se escondían entre los árboles y arbustos e
hicieron olvidarnos que estábamos perdidos. Claro, una pérdida efímera, el
ruido del motor de un tractor nos devolvió la confianza en la ruta por donde
pedaleábamos. ©VCAweg2012
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