Terminada la pausa que nos permitió descubrir el sorprendente campanario de Quarto D’Altino, le dedicamos una pausa al mapa. Desde un cierto punto del pueblo, la verdadera calzada romana lleva a Altino, que naciera como castrum Altinum. Y es Altino, nuestro legendario destino y final de la Claudia Augusta, aunque no el final de este pedaleo que tiene su término en Venecia. Encontrado el comienzo de la vía del otro lado de la línea ferroviaria Venecia-Trieste, comenzamos a pedalear como dos romanos vestidos de ciclistas. Después de las últimas viviendas que bordean la calzada, aparecen infinitos campos de cultivo agradecidos de estar en tierras irrigadas por el Sile y también por otros cursos de agua que serpentean en busca de la laguna. La calzada finaliza en un rancho a vocación de centro ecuestre. Tomamos un sendero a la derecha y comienza pedaleo entre sembrados que nos empujan hasta los bordes del Zero, otro arroyo del rico mundo hidrográfico de la región. Se une el Zero y el Dese, y bordeamos el Canal di Santa María. El itinerario, al término de la Claudia Augusta, no ha sido otro que la vía Annia, que también hizo parte de la infraestructura vial del imperio romano. Pisamos Altino, y en buena medida, respiramos. ©VCAweg2012
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