De
espaldas a la aguja de Santa María Assunta punteando al cielo, llegamos y
atravesamos Cire’, ya en territorio comunal de Pergine Valsugana. La ciudad
está situada en la embocadura del valle por donde corre el Fersina y donde
comienza el valle de Valsugana. El Fersina es un riachuelo con rápidos y
torrentes. La vía Dante, sin escalofríos dantescos, nos permite acercarnos al
centro, cosa que hacemos prestando atención a una curiosa señal donde aparece
un tanque de guerra, justo cuando cruzamos el torrente, protegido al fondo por
una cadena de montes. Austeridad en la líneas, sobria arquitectura urbana, y
profusión de altares. Otro altar, de rica factura muestra la cruz, y el dilema
de la crucificción. Altar-pórtico de factura neoclásica, con una herrería
forjada por maestros del antiguo imperio. Una P gótica, dorada, sobre rojo
sangre. Es la P de Pergine. En el blasón, el azul representa al Fersina y el
verde las huertas. Una enladrillada fachada de rojo marrón nos hace detener
justo frente al edificio. Es el convento de los Padres Franciscanos. La plaza
desierta a esa hora temprana del final de la tarde. Desde la plaza de San
Francisco, con sus inmuebles coloridos, descubrimos hacia el Este, el castillo
Pergine, una fortificación que en su tiempo fuera estratégica, que se yergue en
lo alto de la loma de Tegazzo, a unos 660 metros de altura. El castillo-fuerte,
si bien fue construido durante el renacimiento, su estructura es tipica de la
arquitectura militar gótica. ©VCAweg2012
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