mercredi 12 septembre 2012

Prutz & Ried im Oberinntal



Por qué no crece el marabú en estas recónditas regiones?, se me ocurre pensar-preguntarme, cuando veo la riqueza agrícola de estos países, y me traslado a la Isla, con una agricultura pésima y los campos invadidos de marabú. Y sigo rodando, a cierta distancia del lugarteniente Wakim que va cantando todos los estribillos que de memoria conoce. La Pontlatzstrasse nos lleva a otro puente de hierro que nos permitirá cruzar el Inn, el puente de Prutz, que lleva primeramente al gasthof Post-Prutz, sitio de reposo y “posta restante” desde la época carolingia. El pueblito atravesado por la vía romana fue tomando importancia en el territorio. Atravesamos Prutz envueltos en una bruma blanquecina, y los edificios aparecían y desaparecían como por arte de magia. Y de la bruma pasamos a la fría llovizna, “tiempo de perros” le grité al ingeniero, que cubierto con su capa negra y amarilla, no me oyó. Al entrar en Ried apretó la lluvia, y en lugar de buscar abrigo, seguimos rodando, como rodaban las gruesas gotas al caer sobre el casco, saltar al impermeable y hacer maromas en el manubrio, helado como un congelador. St Christina vio pasar dos ciclistas a 75 km/hora, no tanto por la fuerza en el pedaleo, sino porque las ruedas resbalaban en lugar de rodar. La humedad iba penetrando por los brazos y piernas y se instalaba en los desamparados pulmones. Tres flechas nos señalaban tres caminos a tomar. De Landeck veníamos. Steinbrücken del otro lado del río, y necesitábamos una barca. Kläranlage, granja lechera, estaba a medio kilómetro, pero, y Tössens? ©VCAweg2012

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