mercredi 12 septembre 2012

El “grenzübergang” de Martina (Suiza)


La goulash del Pfundser Stüberl cumplió su objetivo energizante: ayudó a cambiar nuestro ritmo de pedaleo. Saliendo de Pfunds al sur del Bad Inn también percibimos una ligera mejoría del tiempo. El paisaje en el valle del Inn no varía mucho cuando de verde se trata. Campos laborados, bosques, sub-bosques y el sendero siguiendo la línea del río, unas veces a ras de sus orillas, otras a unas centenas de metros. Pasamos de largo Vorderrauth y Hinterrauth, y seguimos hasta Schalkl. Aquí se acaba la B180 austriaca que da paso a la ruta 27 en territorio suizo. En lo adelante, la Claudia Augusta contorneará el Eno del lado helvético. Existen fronteras y muchas de ellas como fantasmas en medio de rutas y senderos. Somos “ciclistas sin fronteras” aunque para pasarlas tengamos que llevar consigo los documentos que nos permitan pedalear sin angustias. Pasamos el “grenzübergang” entre Austria y Suiza, desolado. Bandera austriaca y de la Unión Europea. La suiza ausente, quizás temerosa de mojarse. Y en el puesto fronterizo fantasma comenzaron a caer gotas como casquillos de bala. Uffff-Ufff, suspiró el lugarteniente. Meeeerde, vociferó el capitán. La Gazelle y la Gitana se miraron, y yo le escuché decir a una de ellas, “estos dos están locos”. En esta locura alpina, mojados, resfriados y fatigados, confundimos caminos con autopistas y carreteras con senderos. Lo mismo entrábamos a un tunel prohibido a los ciclistas que despreciábamos la ruta indicada en la también mojada guía Bikeline. El pasaje suizo de la Claudia Augusta terminó en la Engiadinalaina S.A., una sociedad maderera en el mismo borde del Inn, y en el puesto fronterizo de Martina, ésta vez nada fantasma, con aduaneros de carne y hueso que hablaban entre ellos sin apenas mirar a quienes pasaban de un lado a otro. De hecho, los únicos transeúntes a las 15h42 de una media tarde aniquilada por la lluvia, éramos nosotros.  ©VCAweg2012

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