Tössens lo encontramos (y Tössiendo!), unos cuatro
kilómetros más adelante. Y tosiendo llegamos al dificilísimo Tschuppbach, no
solo difícil de pronunciar, también triste y mojado, después de, una vez más,
haber cruzado el Inn. En Schönegg y Stein, las condiciones climáticas no habían
cambiado. Pero cómo puede vivirse con piel de rana toda la vida? El Inn sigue
siendo el mismo aunque en las cercanías de Stein (sin María), el susodicho río
se convierte en Bad Inn. Quedamos perplejos con el cambio. Y vuelta a pasar,
-aquí revuelto y caudaloso, el inacabable Inn, para atravesar María Stein.
Camino húmedo oliendo a pino mojado, entre el verde intenso del bosque y el ronroneo
del agua apresurada buscando una salida. Al llegar a Pfunds, exhaustos,
buscamos donde tomar o comer algo caliente. Pedaleando un poco parqueamos las
bicicletas frente a un Café que anunciaba cervezas y radlers, pero para
alcoholes no estábamos, quizás un ron con miel y limón, pero eso era mucho pedir.
La terraza del Café Pfundser Stüberl estaba fría y toda mojada. Intimidados por
el silencio y goteando, entramos en el pulcro salón donde en una esquina
sobresalía una antigua calefacción, típica de la Baviera y el Tirol. Como ya no
servían almuerzo a esa hora de la tarde, y al vernos titiritando y tullidos de
frío, nos ofrecieron una sopa al estilo húngaro, y qué delicia aquella goulash,
caliente, al punto de que podia resucitar un muerto, y muertos, evidentemente,
lo estábamos nosotros. ©VCAweg2012
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